El proyecto de reforma e integración de salón y cocina de esta vivienda se concibió bajo cuatro premisas: espacio, armonía, diseño y funcionalidad. El cliente buscaba integrar la cocina en el salón, pero sin sacrificar ni un ápice de la elegancia y el estilo de este último.
Apostamos por la idea de una cocina abierta, con una isla integrada en la mesa y una zona de taburetes, para poder disfrutar de este espacio de una forma más desenfadada. No queríamos que nada entorpeciera la vista hacia el espacio del salón, así que decidimos integrar la campana extractora en el techo, de la forma más discreta y funcional. Bajo estos muebles altos de roble se colocó, además, una luz led ambiental, que ayuda a enmarcar la zona y sirve de apoyo en la propia cocina.
Los muebles de la cocina, en lacado negro, se distribuyeron a lo largo de toda la pared para aportar un gran espacio de almacenamiento desde el suelo hasta el techo. Para romper un poco esa uniformidad, en el módulo alto cambiamos el material por un roble medio, y añadimos un punto de luz indirecta. Además, en la pared modular abrimos un nicho que contrasta con el resto de la pared, en donde colocamos el fregadero y una zona de encimera en la que poder cocinar a gusto.
Todos los electrodomésticos (frigorífico, lavavajillas, horno…) están integrados, con el objetivo para dar continuidad visual a la pared. Del mismo modo, los tiradores están ocultos, para que las líneas sean lo más limpias posibles.
Jugamos con una paleta de colores blancos, grises y beiges a lo largo de toda la vivienda, tal y como podemos comprobar en la zona de estar, para la que elegimos un sofá italiano de tres plazas con cabezales, tapizado en una loneta color claro. Con una selección de materiales afines al resto del ambiente, conseguimos esa integración y armonía que buscamos entre ambos espacios: cocina y salón.
Como mesas de centro incluimos un diseño redondo en lacado negro y marrón, que se estructura en dos niveles y diferentes diámetros. Se acompaña de un hermoso sillón de lectura, tapizado en colores claros, iluminado por una lámpara de líneas finas y elegantes.
Para completar el conjunto, añadimos una alfombra de arpillera, que aporta un estilo más natural al ambiente y nos ayuda a delimitar visualmente la zona de relax del resto de la estancia.
En cuanto al mueble de la televisión, elegimos un diseño de perfil nórdico, lacado en blanco, con amplio espacio para el almacenaje, y suspendimos la televisión en la pared, dando un toque más elegante a este rincón de la casa.
Como contraste, seleccionamos un buffet también de estilo nórdico pero lacado en negro, para que rompiera un poco con las líneas del resto del salón e hiciera juego con la cocina. Luce un diáfano en madera roble claro y patas en el mismo tipo de madera.
Por último, pero no menos importante, elegimos unos carriles empotrados dirigibles para iluminar el espacio según la necesidad de cada momento. Además, detrás del sofá, en el tabique, colocamos un oscuro con luz ambiental, que baña la pared con una luz indirecta y muy acogedora, perfecta para este rincón.